LA ALQUIMIA
DEL VERMUT
Desde la antigüedad, el vermut ha sido testigo de la confluencia de culturas, sabores y tradiciones. Su reinvención contemporánea, con una base de vino y mistela de garnacha blanca, representa un retorno a las raíces mediterráneas.
La garnacha blanca sirve como base y aporta fruta, acidez y complejidad. Por otro lado, la mistela, una bebida dulce elaborada con mosto de uva y alcohol, proporciona una dulzura rica y equilibrada que, al combinarse con la garnacha, acentúa los sabores naturales de la uva, creando una armonía única entre lo dulce y lo seco, la intensidad y la suavidad. La elaboración se completa con el carácter distintivo de hierbas aromáticas, raíces y especias.